Olaf del Valle
Cuánta razón tiene William Golding, a quien leí recientemente; su contundente verdad me lleva a decir que efectivamente las mujeres están locas.
Por lo menos aquellas a quienes conozco y a las que he tratado a lo largo de mi vida; pero en especial, mi Madre, mi Esposa, mis hijas y mis hermanas, todas sufren de esa locura colectiva que es el tan de moda Feminismo, con cuya base ideológica pretenden igualarse al hombre; pretenden recibir el mismo trato que el hombre, y pretenden, vaya insensatez, descender al nivel del hombre.
¿Por qué ese afán? Por qué insisten en ser como nosotros? ¿Qué les motiva a manifestarse pública y colectivamente con la exigencia de que se les considere como iguales al género masculino? No lo entiendo ni jamás entenderé tal empeño, pues LA MUJER ES INFINITAMENTE SUPERIOR AL HOMBRE.
Veamos:
Cualquier cosa que un hombre le dé a una mujer, ésta lo mejorará.
El esperma lo convierte en un hijo.
Si le damos una casa, nos dará un hogar.
Si le damos alimentos, ella nos dará comida.
Si les damos una sonrisa, éllas nos dan su corazón.
Cualquier cosa que les demos, ellas la engrandecerán y multiplicarán.
Les damos nuestra fuerza y brusquedad, y éllas nos dan su dulzura, su belleza y su amor.
Mujeres, no pretendan ya ser como nosotros los hombres, nunca lo lograrán, pues su bondad y su alma son tan inmensas que jamás podrán reducirse a la ínfima condición masculina. Nunca.
Mejor, permitan al hombre intentar ser como ustedes.
BESOS A TODAS LAS MUJERES. A TODAS MIS MUJERES.