Huetamo, Mich., a 8 de marzo de 2019.- A sus casi 78 años, no para. Ni la muerte, reciente, de uno de sus hijos, la ha quebrado, porque “tengo todavía mucho qué hacer por Huetamo” y porque a las mujeres, “nada nos rompe”.
Es Doña Nicha, Dionisia Pineda Ortega, así, con nombre y apellidos. Activista social, comerciante, cocinera tradicional, promotora de la salud, vigilante de las tradiciones de su querido Huetamo, campesina, ejidataria y, hoy, una aliada de Silvano Aureoles porque su gobierno, es el primero que le brinda apoyo, “nunca antes, menos cuando estaba sacando a mis hijos adelante”.
Ella es la mujer que, en cada Cabalgata Morelos, participa y da la bendición a los “soldados”, “pa’ irnos a seguir luchando pa’ ya no ser esclavos de nadie”. Pero, sobre todo, es madre, una a la que la vida le arrancó a uno de sus hijos, allá en los Estados Unidos, al mismo que, por esos trámites engorrosos de los “gringos”, tuvo que despedirlo y llorarle a la distancia.
De rebozo, sombrero, enaguas y bastón, se dice, primero que todo, revolucionaria, un sentir que lo trae de herencia, en la sangre misma: su padre fue soldado de Tata Lázaro, cuando el general repartió las tierras y desde ahí, juró que siempre iba a defender a su querido pueblo, Huetamo; y también, es una mujer de arraigada bondad y piedad, cada día que puede, visita hospitales y a los presos para regalarles sonrisas y esperanza de vida.
Dionisia Pineda nació el 9 de octubre de 1941. En Huetamo, todo mundo la conoce y la quiere, y cómo no si nació, creció y sigue viviendo ahí, en su terruño, donde empezó las actividades de promoción de la salud con el programa IMSS Coplamar; ella fundó ahí la estrategia preventiva.
La mujer morena de rasgos tan michoacanos, relata su vida en unos pocos minutos. Dejó sus recorridos por el nuevo Centro Integral de Servicios de la Región Huetamo, que opera bajo la responsabilidad de Pablo Varona, para sentarse un momento y compartir su historia.
“Siempre fui campesina, ejidataria, hice muchas tortillas, muchísimas, trabajé mucho para llevar de comer a los peones al potrero, para criar a mis hijos”.
Su labor era mucha, recuerda, y es que “antes lo ponían a uno a cuidar la casa con todo e hijos, luego me metí a trabajar, trabajé mucho pa’ que mis hijos fueran a la escuela, que estudiaran, unos apenas la primaria y otros hasta la secundaria, ya no pude más”. Por eso algunos se fueron de braceros, para mejorar su vida.
Doña Nicha ya cumplirá en octubre 78 años, “orita ya no puedo trabajar, ya di lo que di, nomás soy defensora de todo el pueblo, de toda mi Cabalgata, quiero mucho a Huetamo y lo defenderé siempre”.
SILVANO NO ES MI ALIADO, YO SOY SU ALIADA
Para Dionisia lo que este Gobierno ha hecho por las mujeres es “muchísimo”, pero le falta, porque “los problemas y las carencias nunca se acaban”. Por eso, para ella, Silvano (Aureoles Conejo) no es su aliado, “yo soy su aliada”; lo dice porque, por primera vez en su vida, ha visto apoyos reales, “este gobierno muy bien, ha mucho bien” y eso no fue siempre así: “mientras yo tuve a mis hijos chicos, yo no tuve ni un apoyo del gobierno ni pa’ mi, ni pa’ mis hijos”.
En ese tiempo, “lo único que hacíamos era trabajar y trabajar con mi esposo, él en el campo, pero no le pagaban nada, que porque nos daban de comer, entonces, la que trabajaba para ellos (los hijos), era yo, y con gusto, pero no alcanzaba”.
A las mujeres de Tierra Caliente y a las de todo Michoacán, Dionisia dio su consejo: “que echen también su pecho al agua y que trabajen harto, como yo, sin ningún apoyo de nadie, pero aquí estoy, que sigan adelante, que trabajen, que luchen y que no se quiebren fácilmente… Uno se quiere quebrar porque le falta un hijo a uno, pero estoy firme, sigo adelante con mis otros hijos; sigan adelante mujeres, échenle ganas y que Dios las acompañe”.